Para septiembre de 1926, la Carretera Nacional que cruzaría por nuestra población llevaba un considerable avance, sólo detenido por el río Sabinas donde habría que construir un puente.
La Junta de Mejoras Materiales encabezada por Gorgonio Ruiz Ayala, Manuel Viejo y José María Ancira Garza vio la necesidad de abocarse al arreglo de la “carretera que va de esta población a la Congregación Larraldeña” que atraviesa el barrio de Bella Vista y principia donde termina la calle de Porfirio Díaz, río de por medio y que entroncaba con la “Gran Carretera” en el punto llamado El Sabinito.
Los citados señores, adalides de las causas cívicas y materiales del Sabinas de esa época, entablaron conversación con el Ing. Ricardo L. Vázquez –casado con la sabinense Enriqueta Morton- representante del gobierno federal en los trabajos de la Carretera, para conseguir la maquinaria, sobre todo tractores y motoconformadoras para los trabajos de terracería de la citada vía y le manifestaron que ya contaban con una buena suma de dinero para costearla.
Los vecinos estaban muy entusiasmados con la construcción de la importante arteria que los comunicaría con Monterrey y Nuevo Laredo, además veían con esperanza la llegada de nuevas fuentes de trabajo e ingreso, que les permitiría mejorar la situación económica de la Villa.
Se consideró esta obra, que se encargo al Sr. Buenaventura Ugarte, como una de las más importantes emprendidas por la citada Junta.
La historia de la construcción de La Carretera y todo el movimiento posterior que se dio en torno a ella, llena todo un interesante período en el devenir de mi querido pueblo de Sabinas Hidalgo; surgió el barrio de ese nombre, mi barrio de La Carretera, lo cual permitió que la urbanización avanzara hacia el oriente, donde muchos años después cristalizó en la Colonia de los Santos, haciendo realidad los sueños de un emprendedor sabinense: Pablo de los Santos Garza.