La Fundación

El Real de Santiago de las Sabinas es la consecuencia de cuatro hechos históricos de la colonización de la región norte del Nuevo Reino de León.

  1. La lenta y difícil penetración hacia el norte después del río de las Salinas y la sierra de Picachos. Dominios de los Cuanales y los Alazapas, respectivamente.
  2. La fundación por los Tlaxcaltecas de San Miguel de Aguayo (Bustamante) y el descubrimiento de las minas de San Pedro Boca de Leones en 1689, lo que dio origen a un auge económico y consecuentemente a una expansión de los centros de población hacia esta zona, en lo cual se interesaron los principales personajes de la época, entrelazándose sus bienes y sus propiedades.
  3. La necesidad que tenía el criollo de mediana posición de encontrar acomodo en un solar propio, fuera del tremendo monopolio de la tierra que en torno de los lugares ya establecidos tenían selectos grupos de jefes de familias o autoridades eclesiásticas.
  4. La existencia de un Ojo de Agua que proporcionaría de manera permanente el preciado líquido para la vida y, muy seguramente que la corriente del río era en aquellos siglos más permanente que en la actualidad.

El auge que trajo consigo el descubrimiento de las minas de San Pedro Boca de Leones, prolongó la exploración minera hasta las sierras que rodean el valle, pasando a través del cañón, motivándose por los beneficios del Ojo de Agua, el asentamiento de una población de operarios mineros y de labradores.

El licenciado Francisco de la Calancha y Valenzuela, el general Ignacio de Maya, el general Pedro Echeverz y Subiza, el sargento mayor Antonio López de Villegas, el general Antonio Fernández Vallejo y el sargento mayor Pedro de la Rosa Salinas, fueron algunos de los primeros dueños de todas las tierras donde se fundó el Real de Santiago de las Sabinas. “Que empiecen desde la bajada de la cuesta de Picachos” y llegan hasta “el desembocadero del río Sabinas y corriendo por levante por dicho río el paso de la Laja y el río Salado… y por el poniente el potrero de los Loros”.

De 1692 a 1714 las propiedades en el Real de Santiago de las Sabinas estaban en manos fundamentalmente de estos personajes: el licenciado Francisco de la Calancha y Valenzuela además de su hermano el capitán Pedro del mismo apellido; el licenciado de la Calancha y Valenzuela era presbítero y comisario del Santo Oficio de la Inquisición.

El general Ignacio de Maya administrador de los bienes del Marqués de Aguayo, vecino de Santa María de las Parras y la hacienda de Patos (General Cepeda, Coahuila).

El general Pedro Fermín Echeverz y Subiza, hermano del gobernador Marqués de Aguayo y yerno del general Ignacio de Maya, administrador de los bienes de este último.

El sargento mayor Antonio López de Villegas activo minero, ganadero y comerciante del Nuevo Reino de León, “Quien entró en 1696, procedente de San Luis Potosí con una cuadrilla de mineros de tierra afuera, que se compondrá de más de 300 personas. Con ellas funda hacienda de beneficio en dicho lugar (Boca de Leones) y en el Real de las Sabinas, esta última una de las mejores que hay en este Reino”.

El general Antonio Fernández Vallejo, importante figura política quien fungió varias veces como teniente de gobernador del Nuevo Reino de León.

El capitán Blas de la Garza Falcón quien era propietario de pequeñas propiedades y el cual a su vez usufructuaba parte de las tierras del general Fernández Vallejo.

Don Mateo de Lafita y Berri propietario de algunas tierras tanto sobre la banda norte como sur del río y cuyos hijos con el tiempo habrán de comprar las propiedades del general Antonio Fernández Vallejo.

Por tradición se ha pensado que la fecha exacta de la fundación del Real de Santiago de las Sabinas es la del 25 de julio, día del Apóstol Santiago, santo venerado por los militares españoles, razón por lo cual al asentar la población minera los generales Ignacio de Maya y Pedro Echeverz y Subiza denominaron a la naciente población Real de Santiago de las Sabinas… Real por que asentaban una población minera, del Santiago en honor a su Apóstol, de las Sabinas por la gran cantidad de estos árboles que existen junto al río. Más la verdad por otra parte es que no puede absolutizarse históricamente una fecha pues el poblamiento del Real fue consecuencia de la actividad económica, del auge minero de la época y como tal no hubo una fundación solemne. El nombre de Santiago dado a muchos pueblos, aldeas y ciudades fue una costumbre de los españoles extendida desde el Bravo hasta la Patagonia.

El santo de su devoción de los generales Maya y Pedro Echeverz y Subiza lo era el Apóstol Santiago no así del licenciado Francisco de la Calancha y Valenzuela quien al donar en 1714 sus bienes que tenía en el Real y Minas y Valle de las Sabinas (lo hacen) “por el especial amor que tengo al Apóstol de las Indias, San Francisco Javier, mi especial abogado y patrón, y por la veneración y singular aprecio que le profeso a la Sagrada Compañía de Jesús”.

La hacienda del licenciado Francisco de la Calancha y Valenzuela estaba situada por aquellos años retirando de los que era el centro del Real de Santiago de las Sabinas y en documentos de la época se le nombra “Las labores del licenciado Calancha”. Hacia 1714 los bienes del licenciado de la Calancha en el Real de Santiago de las Sabinas estaban fundamentalmente en dicho lugar donde trabajaban indios domésticos que recibían el nombre de “indios de la nación calancheña”.

Las propiedades del licenciado de la Calancha se situaron sobre la banda sur y oriente del río Sabinas, mientras que las del general maya y de su yerno Pedro Echeverz y Subiza estaban sobre la banda norte. También sobre esta banda se situaban las propiedades del general Antonio Fernández Vallejo, las cuales estuvieron la mayor parte del tiempo improductivas hasta que fueron adquiridas por los de Lafita y Berri.

Ocurre un hecho curioso. El general Ignacio de Maya fue oficialmente el fundador del Real de Santiago de las Sabinas pero por otra parte el licenciado de la Calancha y Valenzuela “fue el primer poblador de las Sabinas y a su invitación entró con esta parte el general Ignacio de Maya y luego los demás”. Más el general Ignacio de Maya muere al poco tiempo de fundarse el Real y quien ejecutó el proceso de la fundación fue el general Echeverz y Subiza.

Quienes mantuvieron la hegemonía en el control económico y político y desarrollaron el Real de Santiago de las Sabinas desde 1693 hasta 1714 lo fueron efectivamente el licenciado de la Calancha y Valenzuela y el general Pedro Echeverz y Subiza, el primero sobre la banda sur oriente y el segundo sobre la banda norte del río. El año de 1714 tiene doble significado pues en tal fecha el licenciado de la Calancha y Valenzuela cede su hacienda a los Jesuitas, así como también en ese mismo año ocurre la muerte del general Echeverz y Subiza.

Los dos pobladores principales se ausentaban del Real. Son estos personajes a su vez los que mandan abrir las acequias sobre una y otra banda del río para regar sus labores y beneficiar los metales; son también los primeros en tomar un acuerdo sobre el uso de dichas aguas y el cual tiene el siguiente tenor: “compromiso y convenio celebrado entre el licenciado Francisco de la Calancha y Valenzuela, comisario del Santo Oficio de la Inquisición en este reino y el general don Pedro Echeverz, vecinos, mineros, dueños de haciendas de sacar plata, creadores de ganados mayores y menores y labradores en este Real, sobre el uso de aguas del río de las Sabinas. El primero accede a que el segundo saque el agua en la parte donde está al acequia, poniendo en la boca un marco; a que en tiempos estériles se regule el agua, y al sacarla ambos, de haber imposibilidad, en la parte más cómoda que hubiere. El general queda habilitado a darle el agua necesaria para su acequia, para las planillas y lavaderos de sacar plata que poseo, sin que falte a éste la que le toque. Ante Francisco Mier y Noriega, ciudadano público, testigos, general Antonio Fernández Vallejo, alférez José de Benavides y capitán Jacinto de la Garza. Real de Santiago de las Sabinas, dos de enero de mil setecientos catorce”.

En las propiedades del licenciado de la Calancha y Valenzuela la población que estaba asentada era fundamentalmente de indios domésticos y de castas; mientras que en las propiedades del general Maya y del general Echeverz y Subiza, sobre la banda norte, la población que había fincado en torno a las haciendas de beneficio de metales era de españoles, criollos, mestizos y mulatos.

Los primeros dueños fueron muriendo sucesivamente: Ignacio de Maya en 1693, Pedro Echeverz y Subiza en 1714, Antonio Fernández Vallejo en 1717, Francisco de la Calancha y Valenzuela en 1722, Antonio López de Villegas en 1725; mientras tanto los vecinos arraigados en el Real de Santiago de las Sabinas habían de tener serios problemas para que se les reconocieran sus derechos sobre las tierras y las aguas, pues los herederos de Echeverz y Subiza, en cuyas propiedades habían fincado el grueso de la población, marcaban normas que hacían casi imposible mantener el Real. Las propiedades de Fernández Vallejo quedarían de hecho abandonados, y en los de López de Villegas, hacia el sur, habrían de surgir con el tiempo una serie de ranchos y estancias.

Tomado del libro “El Real de Santiago de las Sabinas” 1693-1829.
Autor: Profr. Celso Garza Guajardo.
Archivo histórico municipal
Profr. Santiago A. Vara Jiménez.


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