A mi hijo Ernesto
El cuento es una narración dedicada a los niños; es una invención del hombre. Los cuentos son narrados y adicionados muchas veces por el narrador, que con su capacidad imaginativa va aportándole hechos, sucesos o tradiciones que de manera mágica despiertan la mente no sólo de infantes y maduros, sino de ancianos y seniles.
Con el hombre primitivo el cuento aparece en forma de tradición, una vez que la forma de comunicación se adecuó con el lenguaje hablado; así, podemos representar a nuestros ancestros en la prehistoria, en torno a la hoguera, en el portal de la caverna o escuchando al líder contar sus grandes y míticas acciones.
El cuento es universal y va con la historia y prehistoria del hombre; no así la novela, que como forma literaria nace con Cervantes en su “Don Quijote de la Mancha”, obra cumbre de la literatura universal, escrita en el siglo XVI.
El cuento, corto o de mayores dimensiones, como toda obra literaria lleva una enseñanza; además inmoviliza al que lo escucha; es hipnótico, hace dormir a los niños y hace profundizar las ideas en el pensamiento de los mayores: tranquiliza.
Ahora te digo que yo recibí los cuentos de mi padre (tu abuelo), que nos llevaba por los caminos de los clásicos, reinventados y recompuestos por él, a su parecer y a su imaginación, transformándolos en narraciones maravillosas de androcles y leones, o de enanos y princesas; inéditas todas pero vivas aún en mí.
Cuando le pedíamos un cuento, que eran las más noches antes de dormir, a veces le preguntábamos cómo era que se sabía tantos, y él decía que los cuentos estaban en el aire, que pasan siempre alrededor de nosotros movidos por el viento; y que para tenerlos solo había que alzar la mano y atraparlos (y él hacía el ademán); también decía que en el universo se escondían en el breñal del monte y que había que ir por ellos. Esto me parecía un verdadero cuento.
Tú tienes algo de tu abuelo, y yo te felicito por tu trabajo. A alguien más le corresponde ponderarlo, sería impropio que tu padre lo elevara con palabras a las alturas literarias del arte. Yo lo llevo en mi corazón como se llevan las cosas que más se quieren.
¿Para qué agregar palabras vanas a lo que realmente siento?
Te quiere tu papá
Alejandro Chapa Villarreal